El arte del blanco y negro y la pasión por el grabado
Tania Burns, artista visual radicada en Arequipa, ha dedicado los últimos siete años a perfeccionar una técnica que se ha convertido en su pasión: el grabado. Su acercamiento al mundo del arte comenzó con la ilustración, donde el blanco y negro se convirtieron en una constante en su obra. Aunque ocasionalmente utiliza color, prefiere la simplicidad y la fuerza que ofrece la monocromía, un rasgo distintivo que ha definido su estilo a lo largo de los años.
Su amor por el grabado surgió de manera inesperada al asistir a un curso que la cautivó por completo. La técnica, que requiere una gran dosis de perseverancia y paciencia, la llevó a dejar de lado la tinta tradicional que utilizaba en sus ilustraciones para concentrarse casi exclusivamente en el grabado. Este cambio de técnica, lejos de ser un retroceso, le permitió explorar nuevas formas de expresión visual, mientras mantenía la esencia de sus primeros trabajos.
La trayectoria artística de Burns no ha estado exenta de desafíos. Desde los últimos años de colegio, cuando optó por el arte frente a las carreras tradicionales, Tania ha seguido un camino que, aunque lleno de obstáculos, le ha permitido desarrollar una voz propia dentro del mundo del grabado e ilustración. A lo largo de su formación en diversas instituciones, desde la UNSA hasta la escuela Baca Flor, Burns experimentó tanto la decepción como la libertad creativa. Aunque la academia no siempre le proporcionó el entorno ideal, su perseverancia y la práctica constante la llevaron a perfeccionar su técnica.
Uno de los aspectos que define a Tania es su capacidad para mantenerse fiel a sus principios. A pesar de las exigencias económicas, cuando tiene la posibilidad de elegir, prefiere proyectos que resuenen con sus valores. Este equilibrio entre la necesidad de aceptar ciertos encargos y su deseo de trabajar en lo que verdaderamente le apasiona ha marcado su evolución como artista. Entre sus trabajos más significativos se encuentran aquellos relacionados con la música, un ámbito donde ha encontrado una fuente constante de inspiración.
El proceso creativo de Burns es meticuloso y profundamente personal. Desde la conceptualización hasta la ejecución final, su trabajo se basa en la observación y el estudio, con influencias que van desde disfraces de culturas antiguas hasta criaturas mitológicas que combina y transforma en sus ilustraciones. Sin embargo, más allá de la técnica, para ella lo más importante es la capacidad de transmitir emociones a través de su obra, de conectar con el espectador y provocar una reacción.
Aunque trabaja en diversas técnicas, desde la serigrafía hasta el dibujo digital, Burns siempre regresa al grabado, una disciplina que le permite trabajar de manera más intuitiva y directa. La simpleza y la honestidad del blanco y negro, además de la fisicalidad del proceso, le brindan una satisfacción que difícilmente encuentra en medios digitales.
A lo largo de su carrera, Tania ha sido influenciada por artistas como Jean-Michel Basquiat, Charles Burns y Frida Kahlo, aunque admite que su aprecio por esta última se ha diluido con su creciente popularidad. Su búsqueda de referentes femeninos y su admiración por el arte callejero también son elementos claves en su formación.
En la actualidad (2021), Tania Burns sigue explorando nuevas formas de contar historias. Uno de sus proyectos más recientes es la escritura e ilustración de un libro infantil sobre la muerte, un tema complejo que aborda desde una perspectiva sensible y artística. Aunque aún está en desarrollo, este proyecto promete ser uno de los hitos más importantes en su carrera, reflejando su constante evolución y la profundidad de su visión artística.
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